Durante dos horas Madrid ha quedado muerto. Es cierto que estoy lejos, pero sé que mientras escribo estas líneas, la Gran Vía palpita en paz sin el tumulto que acostumbra haber sobre ella. Sé que al menos uno de los conductores de metro que en este momento aún no ha acabado su turno, maldice una y otra vez que, en el esqueleto interno de una gran ciudad orgullosa de su tecnología y progreso, aún no se pueda escuchar la radio, ni siquiera tener cobertura. Los bares rebosan, sí, de ilusión, pero también de odio hacia unos iguales, de furia y rabia, porque sí, el Real Madrid pierde. El Barça gana, y con un maldito balón entrando entre dos palos y siendo atrapado en una red, la gente también gana. Orgullo y un sentimiento detestable de creerse más que otro igual. Me parece increíble que un deporte, sin entrar en la idiotez o no de correr detrás de un balón, pueda generar tantas cosas negativas. Y sí, sé que genera otras tantas positivas, que no hay lo uno sin lo otro... pero ¿qué quereis? tanta rivalidad solo genera odio, y hace tiempo que me negué a aprender a odiar.
Estoy triste porque mientras la gente se enfunda en una bufanda o en una bandera y grita en un bar o en un estadio, hay gente que muere en guerras por ideales igual de estúpidos que un maldito equipo de fútbol que trafica con tal cantidad de dinero que podría acabar con el hambre en el mundo. Vivimos en tal contradicción, que a veces duele pensar, o simplemente escuchar a todos los que no pueden sonreír cuando sale el sol. Duele tanto, que a veces es mejor cerrar los ojos y huír...
10 de abril de 2010
8 de abril de 2010
26 de marzo de 2010
es una historia que se escribe en los portales.
4 de marzo de 2010
¿no ves que hay una luz en el fondo de mi corazón?.
Y no te quieres dar cuenta de que me muero por dormir dentro de tí. No te quieres dar cuenta de que me muero porque me despierte tu aliento en el oído y tus manos corriendo por mi espalda dibujando arte en minúscula.
Estoy cansada de los pasos, de dejar que todo siga su camino y de un "si tiene que suceder, sucederá". Y ya no sé si plantarme delante de ti con un cartel de luces de neón que rece un "Te quiero". En mi cama o en la tuya. Que quiero perderme en tu pelo y encontrarme en tus labios, en tus manos y con su ayuda trazar el mapa de tus venas y arterias, hasta llegar al corazón y notarlo con el oído tan pegado a tí, que el sonido me atormente. Me de miedo y te abrace hasta clavarme tus costillas en los antebrazos.
Nadie me ha enseñado lo que se siente cuando se quiere, y nunca creí que nos nacieran mariposas en la barriga en esa época, que ahora dicen que siempre se acaba. Y a veces me pregunto si no he estado equivocada y encima nunca te he querido, o no sé expresarlo... y punto. Y el que no te quieras dar cuenta sea un "no te das cuenta porque no hay nada".
No. ¿Sabes lo que pasa? Que intento escribir cualquier cosa, y siempre sales tu. Y tengo que volver a etiquetarlo con asterisco porque ya no sé como coño se llama lo nuestro si alguna vez ha habido algo más.
Y no te asustes si un día aparezco con ese cartel en luces de neón.
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